LA VIDA NO SE MIDE POR LAS VECES QUE RESPIRAS, SINO POR AQUELLOS MOMENTOS QUE TE DEJAN SIN ALIENTO.

PIERDE EL MIEDO, DA UN PASO ADELANTE...

viernes, 30 de noviembre de 2007

JUEVES, 29-11-07 (Un jueves cualquiera)

Exactamente eso, un jueves cualquiera pero ¡qué jueves! Una se levanta de buen rollito por la mañana, llegas al trabajo dispuesta a tomarte las cosas con filosofia y a llegar hasta donde puedas, y antes de que te des cuenta ¡zas! Llegan los de fábrica y te desmontan el chiringuito, echándote la culpa de absolutamente todo y diciéndo que, encima, te quejas continuamente y sin motivo. ¿A que es genial? Pues así ha sido. Luego, todo son prisas, buscar maneras de solucionarlo, preguntárse si realmente tienen razón, enfadarte cuando ves que no la tienen y, en fin, un día de trabajo infernal. Cuando algo va mal, todavía puede ir peor. Triste pero cierto.

He leído y releído lo último que escribí y me rindo a la evidencia de que no puedo, de que no sé cómo dejar atrás todo este asunto de Dani. Y además acabo de descubrir que no quiero hacerlo. No es gracioso? Tantas quejas, tantas determinaciones y tanto revuelo para acabar reconociendo que no quiero dejar de sentir estas cosas. Durante los meses que pasaron entre que le dí carpetazo al asunto Juanma y el notar que Dani me hacía algo más que un poco de gracia, no recuerdo grandes momentos. Seguramente habría algunos, fijo que sí, y no me refiero sólo al hecho de que me fui de casa y empecé de nuevo en otro sitio por mí misma. Vamos, si olvido eso es que estoy para que me encierren ya! Pero dejando a un lado algo tan importante, no soy capaz de recordar una cena, una salida, un sábado por la noche sola en casa, un día en la tienda que fuera diferente a cualquier otro. Sin embargo, desde aquel lejano día de mayo en que pensé que a veces me lo comería, no pasa un sólo día en que no haya algo para recordar. Cosas buenas, cosas malas, incertidumbres, alivios, enfados, esperanzas, desesperanzas... De todo un poco. Por mucho que busque no me arrepiento de nada. ¿Cómo puedo arrepentirme de volver a sentir emociones que creía olvidadas? Llegar al trabajo y no saber qué te espera (dejando a un lado lo mucho que tengo que hacer y a lo que no llego, claro), si se acercará un poco más, si dirás algo que le haga sonreir cuando esté triste o enfadado, si de repente te recordará algo que dijo hace mucho tiempo y que creías que había olvidado, que te mire buscando apoyo, que le pidas un favor y diga que sí... Que te acompañe hasta la estación o te diga buenos días en el semáforo antes de entrar. Son tonterías y sí, puede que parezca una quinceañera loca y tonta, pero me siento viva y eso no se paga con dinero. Y si nunca pasa nada, al menos podré sentarme un día y recordar lo bien que llegué a sentirme con una simple frase. Y si pasa algo y ese "algo" es bueno... mejor que mejor. A veces me parece que Trix tiene razón, que él está esperando, que tiene miedo y que quizás empieza a perderlo. Esta semana, que había empezado a pasar un poco más de él, resulta que Dani me busca para contarme cosas cuando yo ando metida en mis papeles y aislada del mundo exterior. Me sonríe continuamente, me pregunta cosas, me cuenta historias, me hace bromas que podrían decirse que esconden segundas lecturas, me roza a veces cuando pasa por mi lado y yo he perdido ese miedo tonto que no me dejaba tocarle como por casualidad, pone cara de fastidio cuando hoy le hablábamos de los italianos del restaurante, me siento en su mesa (encima de su mesa) cuando me explica algo del trabajo y hoy, que he vuelto a ponerme la falda de colegiala, le he pillado mirándome las piernas... Me gusta lo que soy cuando él ronda por allí, me gusta sentirme como me siento porque es bonito aunque pueda parecer ridículo. Joder, estoy enamorada, ¿y qué? Esto es lo que soy, esto es lo que siento.

mjo

lunes, 26 de noviembre de 2007

DOMINGO, 25-11-07 (Un domingo cualquiera)

Sí, un domingo más de un fin de semana más en mi vida. No he hecho más que ir a comprar y limpiar el piso, que ha quedado perfecto y ordenado. Ojalá durara así toda la semana, pero mañana por la noche la mesa del comedor empezará a desaparecer debajo de las cartas y la publicidad que saque del buzón, la chaqueta, el bolso... Y el viernes por la noche parecerá que en vez de una persona, aquí vive un auténtico huracán!!!! Y vuelta a empezar... Qué asco da la rutina, a veces...

Noe acaba de irse de casa. Su abuelo murió el jueves y además de pasar ese trago, que ya es lo suficientemente complicado de por sí, ha tenido que pasar demasiado tiempo con su familia. Necesitaba salir de ese círculo y ahí estaba yo y mi piso perfectamente presentable para la ocasión. Hemos estado hablando como en los viejos tiempos y he podido recordar lo mucho que me gustaban esas conversaciones de café con leche y pastas... Son como renovaciones de amistad, muy satisfactorias por lo inesperadas.

Y ella me ha dicho lo que yo misma llevo tiempo pensando: que tengo que empezar a olvidar a Dani; que si hasta ahora no ha pasado nada, no es posible que vaya a pasar en adelante. La verdad ha caído por su propio peso en el sofá, plof! Ha puesto en palabras dichas en voz alta lo que yo sé pero no me atrevo a hacer. No, no es que no me atreva, es que no sé cómo hacerlo. Un día me levanto decidida a empezar a dejarlo atrás y hasta lo consigo durante un ratito, el ratito suficiente para que me crea que puedo hacerlo. Sin embargo, a la que me relajo y descuido la guardia, vuelta a empezar. Dani me provoca una ternura que no puedo dominar, su forma de ser y de hacer las cosas me conmueve como nadie lo había hecho antes y me resulta francamente difícil de jugar con esa bomba de relojería que son los sentimientos que tengo por él. Y aunque sé que no me va a resultar fácil, también sé que tengo que hacerlo. En mi interior hay una lucha entre el cerebro y el corazón, y de momento el primero siempre pierde! Pero dadme tiempo y las cosas cambiarán. Seguro... Seguro? Sí, seguro. Pero hasta que eso pase, lamento comunicaros que vais a tener que aguantar las neuras que me provoque, aunque lo siento, eh!


Por fin averigüé lo que le pasaba, me lo contó por teléfono sin tener que preguntarle siquiera. Le habían hecho una propuesta de trabajo a la que tenía que responder en pocos días y estaba hecho un lío. No quería volver a trabajar en ese sitio y tampoco quería irse de la tienda pero... No, no me engañé pensando que ese "no quiero irme de aquí" tiene nada que ver conmigo. Al día siguiente, en persona, me contó lo mucho que le estaba costando decidirse y verle así de hecho polvo me tocó la fibra sensible que últimamente tan a flor de piel tengo. Y luego está el hecho de saber que tarde o temprano se irá, que no le veré todos los días y que eso me va a costar un mundo... Sin embargo, sé que es lo mejor que podría pasarme para poder dejarle atrás. Es una mezcla de miedo irracional y alivio intenso, una maldita locura. El viernes le pregunté si ya había decidido algo, me dijo que sí pero que no me lo iba a decir así que le contesté "ah, no, a mí no me puedes dejar con la incógnita todo el fin de semana" con lo cual supongo que no le dejé más remedio que explicármelo. No se va, tiene claro que lo hará antes o después, pero de momento se queda con nosotros, conmigo. Trix dice que eso es bueno y, de hecho, después de saberlo no podía dejar de sonreír. El alivio estaba varios puntos por encima del miedo, de hecho estaba tan arriba que no veía el suelo. Pero sólo necesité salir de la tienda a las ocho para pensar que eso, quizás, no era lo que más necesitaba. Le dí una patada a los pensamientos y volví a casa, a mi refugio, a cenar, ver la tele y prepararme para no hacer absolutamente nada durante dos días. Apenas he pensado en él pero hoy, domingo, ya tengo ganas de que llegue mañana para ver qué tal está... aunque sepa que eso es algo que debo empezar a dejar de hacer.

Como se suele decir, un clavo quita otro clavo. Quitemos a Dani, pongamos a Davide, el italiano buenorro del restaurante donde voy a comer casi cada día y que me pone cardíaca, y empecemos de nuevo todo el proceso. La vida es un maldito círculo cerrado. Conocer a alguien, esperar algo de él, desilusionarte, ilusionarte, decidir olvidarle, no conseguirlo, buscar a otro que lo sustituya y volver a empezar. Rutina, la vida es una pura rutina hasta cuando parece que no lo es. En fin... El Barça ganó ayer, el Madrid empató, Trix me trajo el documental de Nicky Hayden (que es divertido e interesante, y Nicky sale taaaan guapo que da vértigo), la semana que viene voy a comer con Gloria, Mercedes y María, por la noche iré a ver REC y a jugar a los bolos y... La vida, en dos palabras.


Sed buenos!

Mjo

P.S. A Sory y Saray, de Toledo: gracias por enviarme un comentario. Para mí es importante que lo que escribo le guste a la gente así que me encantó recibirlo! Si seguís pasando por aquí, espero saber más de vosotras. Un beso!

miércoles, 21 de noviembre de 2007

MARTES, 20-11-2007 (El principio de la libertad)

Había una vez un país encantado, cuyos habitantes habían decidido su destino, que cayó en manos de un malvado ser que primero les arrastró a una guerra fraticida que dejó la tierra empapada de sangre y después, cuando se supo vencedor de la batalla, les hundió en la miseria de la derrota durante cuarenta años. En todo ese tiempo, se dedicó a gobernar a los ciudadanos con mano de hierro, anulando libertades y sueños, juzgando según unas leyes hechas a su medida y luciendo su achaparrada figura como padre de la patria mientras la mitad del país vivía como podía entre el silencio de los muertos y el recuerdo de lo sucedido. Un buen día, el dictador se miró al espejo y vió la imagen de un hombre viejo, enfermo, y quizás sintió miedo. A su alrededor, los buitres empezaron a organizar su partida porque, posiblemente por primera vez, se dieron cuenta de que no era inmortal y antes de que todo acabara debían asegurarse de que las cosas no cambiaran cuando él ya no estuviera allí. Se hicieron los preparativos y cuando lo tuvieron todo "atado y bien atado" se sentaron a esperar que muriera. El viejo tuvo una agonía larga, cuarenta días, uno por cada año que cargó de sufrimiento, mientras en la calle la gente andaba como encantada, esperando unos que las cosas cambiaran para mejor y otros, los que durante tantos años disfrutaron de una paz ficticia, esperaban que todo siguiera igual. Una mañana, un señor con aspecto de ratón anunció que el dictador había muerto y el aire se detuvo en la incertidumbre del qué pasará...

El 20 de noviembre de 1975 murió el dictador Francisco Franco y este país al que, me guste o no, pertenezco empezó el largo camino de la democracia. Ha sido difícil, lleno de obstáculos que parecían insalvables y que, sin embargo, fueron superados. Hoy puedo votar en libertad, hablar una lengua propia que durante años estuvo prohibida, expresar mis pensamientos y decidir qué quiero y qué no quiero ser o hacer, ir dónde me plazca y leer los libros que me apetecen, conocer la historia desde todos los puntos de vista y no sólo desde los recuerdos de los vencedores y recordar libremente a los que dieron su vida para que todo esto dejara de ser una utopía para convertirlo en una hermosa realidad.

Ningún tiempo pasado fue mejor, sino diferente y, en ocasiones, mucho peor. Por eso no entiendo que haya quien añora aquellos días, que todavía haya quien piense que él fue el salvador de una patria que casi hunde para siempre en un vendaval de olvido. Si acaso, soy capaz de comprender y hasta aceptar, si me esfuerzo, que las personas mayores que lo vivieron hablen y recuerden y deseen volver al "orden" de entonces. Pero de ninguna manera entiendo que gente joven, que jamás ha tenido que callarse la boca porque nadie les ha obligado a hacerlo, le rindan homenaje y reclamen su figura. Franco es un personaje histórico, le pese a quien le pese, y no podemos ni debemos borrarlo de nuestra historia porque forma parte de ella para lo bueno, que alguna cosa habrá, y lo malo. Si acaso, debemos tomarlo como ejemplo de lo que no se debe hacer, examinar lo que pasó y aprender de aquellos tremendos errores que siguen haciendo daño cada vez que alguien se pone a examinarlos. No sé por qué en este país que es España, la gente se empeña en hechar tierra por encima de todo, en primar el olvido por encima del aprendizaje. Deberíamos ser capaces, treinta y dos años después, de hablar de su vida y su muerte sin echarnos en cara la culpa de lo que pasó. Todos fuimos culpables de una guerra que empezó cuando a un grupo de militares se les ocurrió que el gobierno legitimamente elegido por el pueblo no debía seguir en el poder, sin darles tiempo a equivocarse o acertar con sus decisiones. Todos fuimos culpables de levantar armas, hermano contra hermano, y hacer que durante cuarenta años el perdedor viviera con la sombra de la derrota presente. En una guerra todos hacen daño, los que pierden y también los que ganan. La diferencia es que en este país se vivieron después cuarenta años de dictadura que no hicieron más que ahondar una herida que durante demasiado tiempo ha estado abierta. Aún hoy, cuando la mitad de la población sigue sin saber qué pasó a ciencia cierta, la simple mención de la Guerra Civil levanta pasiones encendidas que no nos llevan a ninguna parte.

La democracia se construyó con ladrillos de olvido que más de uno confundió con un perdón que nadie ha otorgado. Y menos que nadie, los que perdieron mucho más que la vida en esa lucha. Hay familias que todavía buscan a sus muertos por las cunetas de muchas carreteras y en los campos de cultivo de infinidad de pueblos. Hay memoria que recordar, historias que contar, mentiras por descubrir y sobre todo, hay que empezar a caminar desde la verdad. No la que unos cuentan sino la que todos pueden explicar. Mi opinión es válida, puedo decirla en voz alta y sin agachar la cabeza, yo no tengo nada de que avergonzarme. Y quiero saber.

Franco ha muerto, que viva la libertad.

Mjo

lunes, 19 de noviembre de 2007

LUNES, 19-11-2007 (Lunes, lunes, lunes...)


Empieza una nueva semana y ya no sé qué hacer para dejar de pensar. Hay que ver con qué facilidad me pongo a darle vueltas a una actitud que, probablemente, no tiene nada que ver conmigo, pero confieso avergonzada que mi espíritu pesimista tiene el mando de mis sentimientos en estos días. Vaya por delante que se me adelantó la regla (por una vez!) y mi cuerpo anda preguntándose todavía qué puñetas me pasa... Si alguien encuentra la respuesta a esa pregunta, agradeceré me lo haga saber por si me es de alguna ayuda.
Dani está hoy extraño; después de despedirnos el viernes con un "ya te contaré cómo ha ido" el fin de semana de enduro que tenían programado, hoy apenas si me ha dirigido la palabra y cuando lo ha hecho, su tono era más frío que las temperaturas de estos últimos cuatro días. No es que yo sea una castañuela hoy, no me encuentro bien y eso me hace no tener demasiadas ganas de andar buscándole conversaciones, pero no sé. He tenido la impresión de que con los demás se comporta como siempre, que sólo cambia su forma de hablar cuando se dirige a mí y eso me pone de los nervios, además de hacerme darle vueltas al asunto y deprimirme un poco. No pierdo de vista que es un niño grande, recordad que tiene 27 años, pero me dan ganas de agarrarle por el cuello del jersey y decirle que me está volviendo loca y que ya no quiero más de eso. Bastante me "torturo"yo como para que él vaya añadiendo leña a mi propia hoguera.
Empiezo a pensar que estoy me está dando últimamente más dolores de cabeza de momentos de felicidad y me pregunto si ésta será la primera señal de que debo abandonar y empezar de cero. Puede un corazón olvidar en un instante? Cuánto dura la pena? Hasta qué punto puedo decir que le quise y se acabó? Ha sido cierto en algún momento o fue sólo una hermosa fantasía? De devolverme las ganas de vivir estoy pasando a no tener ganas de hacer nada.
Lo que más me fastidia es que sé, estoy segura porque ya me ha pasado, que esta tarde o mañana él volverá a ser el que era y yo volveré a estar donde estaba: justo en el limbo entre las ganas de abandonarlo todo y el deseo de quedarme por si acaso...
Bah, no hago más que divagar. Lo dejo. Dejo el blog, digo, por el momento. Besitos!
Mjo

viernes, 16 de noviembre de 2007

JUEVES, 15-noviembre-2007 (La historia de María/5)

A mediados del año treinta y uno, el dique de la resignación se rompió. Se reunieron campesinos de toda la región, acordaron una serie de peticiones y las presentaron a los encargados. Estos, seguros de tener en la mano todos los triunfos, se comprometieron a hacer llegar a los hacendados todas las demandas que habían recibido y juraron interceder por lo que llamaron "exigencias justas y muy necesarias". La respuesta no se hizo esperar demasiado: antes de un mes, en pleno junio, los señores se presentaron de improviso en los cortijos, acompañados de guardias civiles que tenían la orden de buscar a los que habían firmado el documento, José entre ellos. La acusación: algo así como incitación a la rebeldía. Una vez los tuvieron a todos reunidos en el cuartelillo, les explicaron que aquello lo hacían por su bien, que estaban cayendo en manos de una serie de energúmenos que no buscaban más que pelea y arruinar a familias honradas y trabajadoras. Les subieron a todos en unas camionetas y se los llevaron a la capital.

- En la plaza del pueblo, que era un trozo de terreno grande, de tierra pisada y con un par o tres de árboles resecos, se quedaron las mujeres y los niños. -me explicaba María, abanicándose con gracia. El sudor le hacía brillar la frente y yo podía sentir cómo caía en goterones por mi espalda. No hacía ni chispa de aire y me ahogaba. Bebí un largo trago de agua fría, en la que los cubitos de hielo se habían fundido sin dejar rastro. Era julio, las temperaturas eran las más altas que se podía recordar en décadas, y el señor del tiempo de la tele se empeñaba en dar la enhorabuena a todos aquellos que pasaban sus vacaciones en las bellas playas españolas. El resto, o sea yo y los demás desgraciados, a sudar la gota gorda trabajando. Qué país, señor, qué país.- Cuando las camionetas se fueron, dejaron una polvareda en el aire que nos obligó a taparnos la boca para no ahogarnos. No había llovido en semanas, los animales andaban de un sitio a otro en busca de un hilillo de agua y en el campo se achicharraba el trigo. Niña, no salían ni las chicharras a medio día, ni los lagartos paseaban por ahí... Se llevaron a mi padre, a mi tío Manolo y a su hijo mayor, que sólo tenía quince años pero que era un gallo de pelea, con el pelo negro como su madre. Era gitana, ¿sabes? En algún sitio debo de tener una foto suya, si la encuentro ya verás como me das la razón: era la mujer más guapa que jamás he visto, lozana y hermosa como ninguna. A ver si la encuentro y te la enseño...

Además de su padre, su tío y su primo mayor, entre otros también se llevaron a Anastasio, el del bar, por apoyarlos, al panadero, el sobrino del capataz del cortijo principal, a un pastor que no había entendido demasiado de qué iba la cosa pero que no quiso quedarse atrás y hasta al sacristán, que era conocido con el sobrenombre de "el chupacirios" por andar siempre detrás del cura como un perrito faldero y que, al final, resultó ser "más rojo que los rusos", me dijo María. Durante una semana, Encarna se presentó en el cuartelillo por la mañana, cuando iba hacia el cortijo, y por la tarde, al volver a casa, para preguntar por su marido. En el camino se encontraba con las mujeres o los hijos de los demás detenidos, que como ella buscaban noticias. A todos le daban la misma respuesta: están en la capital, declarando delante del juez y cuando menos os lo esperéis, os los devolverán. Al cabo de siete días larguísimos, la amabilidad se acabó. Primero les dieron evasivas, ya no sabían si estaban allí o los habían trasladado; luego acabaron por echarlas de allí sin una palabra y cerraron las puertas para que no volvieran a molestarlos.

- Mi tía casi se vuelve loca; un día se lió a aporrear la puerta del cuartelillo hasta que el jefe de los civilicos, un señor de Madrid que tenía muy mala leche, salió y la calló de una bofetada. La pobre se quedó blanca, se echó la mano a la boca y al verla llena de sangre, le echó una maldición. Ya sabes, niña, que las gitanas son medio brujas. El civilico sacó la pistola y la apuntó directamente a la frente. Mi madre, que estaba con ella, la cogió del brazo y se la llevó de allí a rastras. Luego me dijo nunca había pasado tanto miedo, creía que la iba a matar allí mismo, delante de todo el pueblo. Claro, después de eso no hubo más reclamaciones. ¡A ver quién era el guapo que abría la boca!- Yo no podía aguantarme la risa al ver su ceño fruncido, los brazos en jarras. Era la viva imagen de la indignación, tantos años después.- Tú ríete, pero no tiene nada de gracioso. Anda que si tú te llegas a ver la situación, ya te digo yo que no te ríes tanto... - Pero conseguía arrancarle una sonrisa mientras me apuntaba con el dedo. Luego soltaba una carcajada larga, la cabeza echada hacia atrás, dando una palmada en la mesa que hacía temblar los vasos.

Una noche, a principios de agosto, un golpe en la puerta hizo que toda la familia se pusiera de pie de un salto. Francisco y Encarna intercambiaron una mirada temerosa, ella reunió a los niños y esperó al otro lado de la mesa, como si quisiera protegerlos de algún mal que aguardaba en la calle para llevárselos a todos. Francisco se enderezó, apretó los dientes y abrió. Como una sombra de sí mismo, la figura de José se recortó contra la oscuridad. Durante unos segundos, nadie dijo nada porque no confiaban en lo que estaban viendo. Habían pasado ¿cuántos días? Demasiados, habían pasado demasiados días desde que se lo llevaron y no podrían creer que estuviera allí, como si se hubiera ido aquella misma mañana para trabajar en los campos. Luego, Encarna susurró su nombre y los niños echaron a correr hacia su padre. Él los abrazó uno a uno, les besó las mejillas sucias, llenándose los ojos con sus caras de felicidad. Después entró, cerró la puerta, se acercó hasta Encarna y le sonrió, tímido.

- Al final me han devuelto, no les sirvo de nada a los policias... - dijo, con la voz quebrada. Un moratón le afeaba el rostro moreno, y llevaba el pelo muy corto y la ropa sucia y arrugada. Olía a encierro y miedo y aunque lo intentó, la sonrisa que dibujaban sus labios no fue más que una triste mueca.
Encarna, se lanzó a abrazarlo, ahogando el sollozo que le salía del alma, y durante unos instantes fueron dos figuras extáticas, fuertemente unidas, en un universo paralelo donde no había desgracias ni problemas. Sus hijos abrieron los ojos como platos cuando se besaron en los labios; era la primera vez que veían a sus padres hacerlo. Claro que sabían lo que era; en el pueblo también había lo que María llamaba "golfos y frescas", que no se ocultaban de las miradas ajenas, pero en su casa eso no se había visto nunca. Francisco miró al suelo, azorado, sintiendo las mejillas calientes por la vergüenza. En cambio, María les observaba con atención.

- ¡Pues claro que los miraba sin perder detalles! - me decía riéndose.- Ahora te puedo parecer una papa arrugada y vieja pero yo era muy bonita desde bien chica. Entonces no había cine y si no era mirando, a ver dónde porras iba yo a aprender cómo se hacía... De lo de la lengua me enteré después, pero eso ya te lo explicaré cuando tenga que hacerlo.

José les contó que había pasado la primera semana encerrado en una especie de celda sin ventilación alguna, con un simple rayo de luz que entraba por el hueco de la puerta, completamente solo. Luego se enteró de que los demás habían sufrido el mismo trato. Le dieron un orinal para que hiciera sus necesidades y un trozo de pan reseco, así como una jarra con agua. Cerraron la puerta con un golpe seco y allí le dejaron. Al principio no se asustó; se limitó a sentarse y dejar pasar las horas. No creía que fueran a sobrarle tantas. Al final de la jornada, la sed y el calor le tenían agotado, no sabía ni qué hora era ni por qué nadie atendía sus llamadas. Escuchaba pasos al otro lado de la puerta y conversaciones apagadas, carcajadas y sonidos como si arrastraran muebles, pero no recibía nunca respuesta alguna. Suponía que al día siguiente, cuando había caído en un sueño inquieto lleno de sombras oscuras, el sonido de un cerrojo al descorrerse le despertó.

- Apestoso rojo, vacía tu mierda en el bidón y vuelve al rincón donde estás. - La claridad que entraba le cegó por unos momentos, mientras de rodillas recogía el orinal para hacer lo que le dijeron. Cuando se disponía a hacerlo, una patada gratuita en el estómago hizo que cayera al suelo todo lo largo que era. Mientras se retorcía de dolor, escuchó que la puerta se cerraba de nuevo.

Al cabo de un rato, cuando pudo recuperar la respiración y sentarse sin la sensación de que la diminuta estancia giraba a su alrededor, percibió otro trozo de pan y una nueva jarra en el suelo, gracias a la luz que se colaba por debajo de la puerta. Y así un día tras otro, todos iguales. Sólo cambiaba la voz que le despertaba por la mañana y el golpe. Un día fue un puñetazo en la cara, otro una zancadilla... Dependía de la inspiración del sujeto de turno. Al final de lo que le pareció una eternidad, la puerta volvió a abrirse y una voz seca le ordenó salir. Se encontró con cinco hombres uniformados y armados con fusiles que le apuntaban, mientras el hombre que evidentemente mandaba fumaba un cigarro con impasibilidad. Le costó ponerse en pie y notó que las piernas le temblaban al andar, porque había pasado la mayor parte del tiempo sentado, mirando a un punto indeterminado de la pared desconchada. Con los ojos entornados porque el sol le cegaba, José se enderezó lentamente. El hombre le miró con desprecio, lanzó la colilla al suelo y la pisó con saña. Luego le dio la espalda y lanzó una orden.

- Este es el último. Venga, todos a su alrededor no sea que a este miserable le dé por dar quehacer. Y tú, desgraciado cabrón, ojito con hacer algún movimiento que me haga pensar mal - le dijo, apuntándole con un dedo sucio, de uña mordida y negra - porque te juro por lo más sagrado que será el último que hagas. - Un guardia de no más de dieciocho años, con la cara comida de viruelas, se acercó y le ató las manos lo más fuerte que pudo. José miró al suelo y asintió en silencio.- Entonces nos llevaremos bien... ¡Andando, que se hace tarde y me esperan en casa para comer!

Le llevaron a un despacho donde los demás aguardaban. Faltaba Anastasio y el sacristán. Luego se enteró de que al primero se lo habían llevado de cabeza a la enfermería por culpa de una paliza y al sacristán lo sacaron de allí por exigencia del cura del pueblo. No hay como tener amigos y protectores, me dijo María, que te salven el culo cuando corres peligro de perderlo. Sin que les dejaran decir ni una sola palabra para defenderse o justificarse, les acusaron de incitar a los agricultores a la rebeldía y de asalto a la autoridad, algo totalmente falso en la mayoría de los casos. Les condenaron a un mes y un día de prisión, los subieron a una camioneta y, varias horas después, los dejaron en el patio de La Vega, la cárcel de la capital.

- Allí cumplieron la condena, la mayor parte del tiempo en celdas de castigo parecidas a aquellas en las que les encerraron la primera semana. El trato que les dieron fue el mismo que en el cuartelillo: hambre, sed, oscuridad, insultos, amenazas, golpes... Pasado el tiempo le dejaron marchar, no sin antes jurarles que si volvían a las andadas sus familias pagarían. Anastasio no volvió al pueblo. Su familia vendió el bar y se fue de allí sin dar explicaciones, pero nos llegó el rumor de que a los guardas se les fue la mano y, en una de las palizas, le dejaron inválido. Se fueron a vivir a Murcia, a casa de un hermano de Anastasio que tenía tierras y que les echó una mano. - María suspiró. Durante unos minutos no dijo nada, simplemente miraba por la ventana como si quisiera ordenar sus recuerdos. Después bebió un trago de agua fresca y siguió.- No volvimos a verlos nunca más. Fueron los primeros en marcharse, pero no los únicos. Los señorones consiguieron lo que querían: metieron el miedo en el cuerpo de todos y durante un tiempo nadie tuvo narices de quejarse.

María se levantó y con el mismo paso rápido que me llevaba corriendo detrás de ella las pocas veces que la había acompañado al mercado, donde todas las dependientas la conocían por follonera y encantadora, se acercó hasta una antigua cómoda que presidía la salita. Abría un cajón y revolvía su contenido; lo cerraba de un golpe y, refunfuñando por lo bajo, abría el siguiente. Después de diez minutos de abrir y cerrar y quejarse de su supuesta mala memoria, encontró lo que buscaba.

- ¡Aquí está, jolines! Hay que ver con la puñetera foto. - Y me tendió una fotografía desteñida, color de tiempo, donde cinco personas, dos adultos y tres niños de varias edades miraban fijamente a la cámara. Miré a María esperando la explicación y luego volví los ojos a la cartulina.- La encontré el otro día haciendo limpieza del armario y dije "mira, la voy a guardar para enseñársela a Alex, que le gustará" pero no me acordaba de dónde la puse. Son mi tío y mi tía, ¿te acuerdas?, la que te dije que era muy guapa. Ya ves que no te mentí...

Le dije que sí, que me parecía una mujer muy atractiva pero que la mirada de todos me parecía terriblemente triste. Cuando me explicó la historia lo entendí perfectamente. Por lo que María me contó, su tío y su primo también volvieron al pueblo pero no parecían los mismos. Manolo, su tío, y Juan, el primo mayor, andaban de un lado a otro con la vista extraviada, saltaban por cualquier motivo y eran incapaces de hablar sobre la experiencia que habían vivido. En el cortijo se negaron terminantemente a devolverles el trabajo, como a casi todos, y se vieron obligados a vagar de un sitio a otro haciendo lo que podían para salir adelante. La situación era precaria y no tardó en deteriorarse por completo. Manolo empezó a beberse el poco dinero que ganaba y, al llegar a casa, Dolores le recriminaba su actitud. Le llamaba cobarde, le recordaba actitudes del pasado que no venían a cuenta y de las que ella misma se había olvidado y acabó por echarlo de su cama. Una noche, Manolo había bebido mucho más que de costumbre y cuando empezó la andanada de recriminaciones soltó un grito y le pegó una bofetada que la lanzó al suelo, sangrando por la boca. Inmediatamente se arrepintió pero el mal ya estaba hecho. En cuanto Dolores pudo ponerse en pie y la casa dejó de dar vueltas, metió toda su ropa en un saco y lo puso de patitas en la calle.
- Mi tío apareció en casa llorando como un bebé; se le había pasado la borrachera de golpe, diciendo que no sabía que había pasado, que le había pegado y que no tenía dónde dormir. Mi padre le quitó la ropa sucia y le metió en la cama de mis hermanos pequeños, diciéndole que las cosas se arreglarían. Cuando lo dejó dormido, se vistió de nuevo y se fue a ver a mi tía. Tardó horas en volver, y lo sé porque no hubo manera de que me durmiera. Al volver, le despertó y le dijo que andara para su casa, que Dolores le esperaba pero que si alguna vez se enteraba de que volvía a ponerle la mano encima, él mismo se encargaría de que saliera de allí para no volver más. - María cogió la foto y la miró con nostalgia.- Esta foto se la hicieron no mucho tiempo después, ya ves qué serios están todos... Al final acabaron mal. Ella se hartó de aguantar tonterías y miserias y se largó en cuanto pudo. Se fue con un tipo de baja estofa que pasaba por allí vendiendo no sé qué tonterías y que, supongo, le prometió la luna. Pobre tonta, se lo creyó a pies juntillas. No volvimos a verla ni a saber de ella. Mi tío no pronunció su nombre a partir de aquel día y siguió por el mismo camino que iba. Acabó por colgarse de un árbol en la puerta del cortijo. Le enterraron fuera del cementerio, el cura se negó a cederle terreno sagrado porque se había suicidado y ya sabes que eso es un pecado muy grave. Mis primos se fueron, Juan el primero; se unió a un grupo de temporeros que andaba de un sitio a otro durante todo el año, buscando trabajo donde podían encontrarlo. Las dos pequeñas... Bueno, la beneficencia se hizo cargo de ellas y no tengo ni idea de dónde deben andar. Esta foto es lo único que me queda de ellos, eso y los recuerdos. Prefiero los de antes, de cuando éramos pequeños y no teníamos problemas o, al menos, no los veía. Los de después me gustan menos, la verdad...

mjo


P.S. A todos los que entrais en este blog, aunque sea por casualidad, y os tomais la molestia de leerlo ¡muchas gracias!

martes, 13 de noviembre de 2007

LUNES, 12-11-07 (De vuelta a la realidad)

Vaya, no tengo grabado el último blog que puse y no recuerdo qué conté! Sé que expliqué un poco lo que había sido el fin de semana en Cheste y algo sobre Dani pero el qué... no me acuerdo. Jolín, menuda memoria la mía. En fin, borrón y cuenta nueva que para eso se han acabado las vacaciones. Tanto tiempo esperando ¡y todo se ha acabado casi antes de empezar! Si me empeño, puedo fingir perfectamente que todavía estoy esperando que lleguen esos días aunque para qué voy a hacer tan inútil esfuerzo: bastaría con abrir los ojos para descubrir que llegaron, se fueron y casi casi se han olvidado. Casi, no hay que pasarse! Tan sólo tengo que mirar las fotos para revivirlo otra vez, así que ¿qué tal si empezamos otra vez con la rutina?


Supongo que conté que a Dani le envié un mail deseándole suerte en el examen y que no me respondió. Eso me ha fastidiado mucho, sigo sin concebir que alguien pase de contestar un mail o un mensaje de móvil cuando sólo se envía para saber qué tal le van las cosas. No lo soporto!!!! Y entre eso y que no dió señales de vida en los días que estuvimos en Cheste ni en la semana que estuve de vacaciones (vale, sólo fueron siete días, no hay que exagerar!) es fácil imaginarse que mis sentimientos hacia él se habían enfriado un poco bastante. Si tengo que ser sincera, una parte de mí no quería verle aunque la otra tenía ganas de saber cómo reaccionaría yo y, claro está, él. Sin embargo, levantarme esta mañana y ver el cielo gris y que el día era frío no me ha ayudado demasiado. Apetecía poco moverse de la cama pero ¡oh terrible destino del currante! Hay que volver a ponerse en marcha por mucho que nos cueste. Debo decir que mi frialdad no ha sido fingida en ningún momento pero tampoco voy a decir que me ha durado todo el día porque con él es imposible. Que te pregunte qué tal han ido las vacaciones, que te cuente que ha estado enfermo con fiebre durante dos o tres días, que me explique que ha vuelto a suspender el examen porque en cuanto dudó en la primera pregunta se puso nervioso y ya no pudo volver a concentrarse, que te sonría, que te mire con ironía cuando algo le choca... En fin, que sea como es siempre es algo que me puede. ¡Y lo odio! Si además alguien le dice que se anime porque ya me falta poco para volver y él conteste "sí, menos mal", aunque sea únicamente para aliviar el trabajo, es más de lo que quiero escuchar. En mi murito se abre una pequeña grieta...
Y sin embargo, tampoco he sentido todo lo que yo esperaba. Ni siquiera me he acelerado laboralmente, me he tomado las cosas con tanta calma que casi me ha asustado. Lo que pueda hacer, lo haré. A lo que no llegue, pues ya llegaré otro día. Así que las horas se me han ido metida en mis cosas, sin demasiado tiempo para pensar en Dani, en sus reacciones o en la ausencia de ellas, en mis reacciones o en la falta total de sensaciones buenas o malas. Es como una espiral, vas andando en círculos pero no tienes muy claro si hay un final o no; sólo sientes que el espacio se va estrechando hasta que llegas a un punto donde ni siquiera puedes abrir los brazos y tienes que caminar de lado para poder respirar. Uf, ya estoy desvariando! Ya tardaba, ¿no me habeis echado de menos?


Y por otro lado está el tema del que ya os dejé una leve pista, que eso sí que lo recuerdo: Nacho. Le conocí el jueves en el circuito, me pareció una persona encantadora y fue muy amable con nosotros al enseñarnos los boxes y dejarnos entrar, al menos por un ratito, en ese mundo del motociclismo de competición. Yo, de buena gana, me habría quedado allí durante todo el día! Lo que ocurre es que me gustó, me cayó bien y creo que su comportamiento no fue fingido, no creo que se portara así por quedar bien. Naturalmente, sigo teniendo su teléfono y no voy a decir que no he pensado en enviarle algún mensaje o llamarle a ver qué tal le ha ido, pero me da un poco de cosilla. ¿Y si piensa que sólo soy una plomo que intenta congraciarse con él por ser quién es y por tener acceso a ese mundo que me apasiona? No es así, de verdad que no, aunque no se puede negar que es otro aliciente. Supongo que tengo que dejar que las cosas vayan poco a poco, sé que se suele pasar por Taulé a menudo, al menos por taller, y que todo quedaría mejor si me encontrara con él casualmente. No sé, sería menos forzado si pudieramos hablar cara a cara, ver su expresión. Ay, no sé! Estoy hecha un lío, ya no sé qué quiero...

Y si a eso le añades que esta mañana he vuelto a encontrarme a Juanma en el taller, que parece que se ha alegrado mucho muchísimo de verme, que me ha soltado una de sus enigmáticas frases que no hay quién entienda (dudo que él mismo lo entienda!) y que ha vuelto a decirme que tenemos que quedar a comer un día... Vamos, ya tengo todos los ingredientes para mi pastel de confusión. No quiero ni debo volver a caer en la tentación de Juanma pero... no puedo evitar pensar en lo bien que me lo pasaba cuando estábamos juntos, si es que "juntos" estuvimos alguna vez. Quizás la expresión más acertada sea "juntos y revueltos", los dos y la mitad de la población femenina de Barcelona, y eso es lo que no tengo que perder de vista. Algo así, aunque apetecible carnalmente hablando, es cualquier cosa menos deseable.

Nada, que he vuelto de vacaciones con el mismo equipaje emocional que me fui y algún ingrediente más con el que no contaba. Para nada, en absoluto, de ninguna manera!

Mjo

martes, 6 de noviembre de 2007

MARTES, 6-11-07 (San Seacabó... y de vacaciones!)

Bueno, ya estamos de vuelta. Ayer tendría que haber actualizado pero estaba demasiado cansada como para ponerme a escribir. Eso sí, colgué unas fotillos para ir abriendo boca y puse un montón de pijaditas (gracias, Trix!) para que os entretengais cuando mi blog se ponga demasiado pesado. No os quejareis, os cuido mucho!!!!

La verdad es que llevábamos tanto tiempo esperando que llegaran esos días que han pasado de un plumazo. Qué rápido pasa el tiempo cuando todo va bien!!!! Como aquel que dice, antes de irnos ya estábamos de vuelta, snif... La bajada fue complicada y larga. En la zona del Delta de l'Ebre hacía un viento de lo más desagradable, así que Rafa y Trix tuvieron que parar en el arcen para evitar un problema gordo y después, cuando volvieron a reemprender la marcha, tuvieron que ir a velocidad de tortuga para poder controlar los vaivienes de la moto. Al final, después de varias paradas de habituallamiento (como los ciclistas, jeje) llegamos al apartamento a las cuatro de la mañana, directas a elegir cama y acostarnos. Agotador, en serio que sí!

El jueves nos levantamos más descansados y después de desayunar, Noe, Rafa, Trix y una servidora ya nos fuimos hacia el Circuito. Nos esperaba el Día de los Campeones!!!! Todo un día para patearnos el paddock e intentar ver a cuanto piloto se cruzara en nuestro camino. Hombre, vale una pasta hacerlo pero ya os digo que la próxima carrera ¡yo repito! Es verlo todo desde el lado contrario al habitual, ir moviéndote por esas zonas que cuando vas a las carreras sabes que existe pero no pisas. Además, ves a todos (o casi todos) los pilotos deambulando por ahí como si nada y te acercas, les pides autógrafos y te haces fotos con ellos... Uf, algo genial de verdad. Descubres que los que mejor te caen son bordes perdidos, los que te importan más bien poco son agradables contigo y los que ya no soportas acaban confirmando tu opinión previa. He tachado de mi lista a Hopper, a Passini y casi casi a Pedrosa. Ah, y a Tommy, pero con la duda de que como andaba con Nicky lo mismo se sentía un poco excluido, pero lo mismo le he puesto un punto negro en el expediente. En cambio, han subido a los altares Pol Espargaró (es tan mono!!!!!), James Toseland (por agradable y por estar para mojar pan!), Tamada (por dejar a medias la reunión con su ingeniero para hacerse fotos con nosotros) y por encima de todos los demás Alvaro Bautista. Vamos, que si antes ya me caía bien este chico ¡ahora mismo le defendería con uñas y dientes delante de cualquiera! Es un puro encanto... Gracias a Angel, jefe de taller de Taulé, que me puso en contacto con Nacho (jefe de mecánicos de Alvaro) pudimos entrar en el box del equipo y eso sí que ya fue tocar el cielo. Ver las motos destripadas, a medio montar, los mecánicos por ahí haciendo su trabajo, Alvaro que entraba y miraba todo y, por encima de todas las cosas, ver a los demás al otro lado de la valla cuando nosotros estábamos allí dentro... Bueno, es que no puedo explicar las sensaciones!!!! Además, Nacho se portó de maravilla con nosotros y nos dió todo tipo de explicaciones. Es un tío muy agradable... Por la tarde vimos a Nicky y a Tommy, que me firmaron el libro de los Hayden, y quedó clarísimo que si Nicky se ve fantástico en fotos ¡en vivo y en directo ni te cuento! La pena es que iba de culo por ahí y no pudimos pararnos para nada con él. Teniendo en cuenta la temporada tan mala que ha tenido, pobre niño mío, no me extraña que estuviera deseando de que se acabara para volver a casa. Al final acabamos saliendo del circuito casi a las siete de la tarde, después de que Noe consiguiera su autógrafo de Valentino Rossi (aunque casi muere en el intento, la gente está loca!!!!), encantados de la vida y deseando que llegara el viernes que podría ser igual de bueno o casi mejor.
El viernes quedamos con Dani de AMV (no, el otro Dani... es igual, ya te cuento luego) porque patrocinan el equipo satélite de Yamaha y me dijo que si le llamaba nos pasaría al paddock y hasta podríamos visitar el box. Y así fue, otra vez paseando por allí viendo a todo el mundo. Para Rocío y Luisa, que el día anterior no vinieron, fue una pasada. Y el sumum de todos los sumums fue entrar en el box. Ahí todo era mucho más... serio que en el de Alvaro, no se podían hacer fotos más que a la motos montadas, había actividad por todas partes. Y de repente, me giro y las rodillas me empezaron a temblar. Mis ojillos habían visto a James Toseland, el actual campeón del mundo de Superbikes que ha fichado por ese equipo para la siguiente temporada, en todo su esplendor y belleza masculina. Mira que está buenorro, el tío!!!!! Nos acercamos a él que, como si estuviera encantado de la vida y de conocernos y de que nosotros le conocieramos, accedió a hacerse fotos y firmar autógrafos. Qué bien luce, el tío... Cuando salimos de allí, con los pases que Dani nos prestó para un ratillo, íbamos todas más contentas que unas castañuelas!!!! Además, había la posibilidad de que el sábado Nacho nos pudiera conseguir pases y de que el domingo pudieramos comer en el hospitality de Yamaha , así que todo parecía ponerse a tiro para que fuera un fin de semana genial.
Finalmente ni hubo pases el sábado ni comida el domingo, y las carreras no fueron nada del otro mundo. Faubel, que se jugaba el mundial contra Talmacsi, acabó ganando la carrera pero perdiendo el título. En 250 Alvaro empezó mal, luego se puso las pilas y empezó a remontar demostrando de qué pasta está hecho, para caerse justo cuando estaba echándole el aliento en el cogote a De Angelis. Y en MotoGp... vuelta a los viejos tiempos de mucha diferencia entre los pilotos. Dani ganó a Stoner de una manera abrumadora, Nicky salió bien pero la moto se le fue muriendo como le ha pasado muchas veces esta temporada y acabó muy retrasado. Lo peor de todo es que ya no hay carreras que te quite el mal sabor de boca que este día nos dejo, la caída de Alvaro me entristeció mucho porque tenía ganas de que le saliera todo bien después de un fin de semana para olvidar con dos caídas en entrenamientos; y Nicky se merecía un buen resultado en el mismo circuito donde al año pasado se convirtió en campeón del mundo pero esta vez, tampoco! Ahora nos quedan por delante unos pocos meses hasta que empiece la pretemporada y el Mundial 2008, me parece la travesía del desierto!!!! Tendré que recurrir a los DVD's que he ido grabando este año y las revistas, que vendrán plagadas de análisis y rumores sobre la temporada que viene. Va a ser eterno, porras!!!!
En cuanto al otro Dani, mi Dani... Hasta el moño me tiene! Después de decirme que si iba a Cheste pueblo que le llamara y nos veíamos allí, después de que le llamara el jueves por la noche a ver qué tal le había ido esa especie de vuelta motociclista a España que había hecho para llegar hasta Valencia (irse por Teruel, es que hace falta ser difícil!), después de enviarle un mail el domingo para desearle suerte en su examen de ayer de la teórica de camión ¡el muy cafre no ha dicho ni mu!!!!!! Vale que al pueblo no fuimos, pero ya podría haber preguntado o algo, no? No sé, creo que ya me estoy empezando a cansar de que sea así de raro. Cuando estamos en la tienda, todo va sobre ruedas pero cuando salimos de allí ¡es como si yo dejara de existir! Y no, gracias, no tengo ganas de volver a sentirme mal por culpa de un tío. En el fondo de mi cabeza, sé que en cuanto vuelva al trabajo y me haga caso durante cinco minutos seguidos, mi decisión empezará a tambalearse pero... esta vez creo que ya he rozado el límite. Hombres... no puedes vivir con ellos ni sin ellos. Espero que estos días en Adrall, donde me voy con Noe a desintoxicarnos de contaminación y stress, sea capaz de reflexionar y ver las cosas con cierta perspectiva de realidad. Allí no tendré internet, pero como me llevaré el portátil ya escribiré y, a la vuelta, os cuento qué tal ha ido y si he sido capaz de decidir algo sensato aunque sea sólo por una vez!!!!
Mjo
P.S. Por cierto, quedaos con ese nombre: Nacho. No digo más, que luego me gafo!!!!