LA VIDA NO SE MIDE POR LAS VECES QUE RESPIRAS, SINO POR AQUELLOS MOMENTOS QUE TE DEJAN SIN ALIENTO.

PIERDE EL MIEDO, DA UN PASO ADELANTE...

jueves, 13 de marzo de 2008

MIERCOLES, 12-03-08 (No sé qué decir...)

Hace mucho tiempo que no me paso por aquí para contar algo, lo que sea. No es por falta de cosas que explicar, aunque tampoco es que hay demasiadas novedades. El primer plan era hacer un relato ameno de nuestro viaje a Florencia, el que hice a principios de febrero con mi hermana Sonia. Sin embargo cuando me plantaba delante del ordenador, no podía. Simplemente las palabras no salían y lo que escribía, me parecía tan oscuro y hueco que acababa por borrarlo y esperar. Pero no llegaba la inspiración. Florencia es hermosa, es historia, es arte, es armonía y sentimiento, es fantasía y sueño, es luz y oscuridad, dulzura y crueldad. Merece ser contada con detalle, no con simples pinceladas lanzadas a una pantalla que espera palabras reales. No he podido; la llevo dentro y ojalá vuelva antes de que pasen años. La experiencia fue maravillosa, ni siquiera la lluvia pudo estropearlo, y no se paga con dinero el ver la cara de Sonia cuando apareció ante sus ojos el Duomo en todo su esplendor de marmol de colores. No lo olvidaré nunca y no necesitaré mirar las fotos para recordarlo. Lo llevo en la memoria, igual que la ascensión al Campanile o la figura imponente del David de Miguel Angel dominando la Galería de la Academia, o la fragilidad de la Venus de Botticelli mirándonos desde su concha a los pies de una playa varada en las paredes del Uffici... Hay que verlo y sentirlo, llevarlo dentro para apreciarlo, mimarlo y hacerlo tuyo. De una manera irracional y aún a riesgo de que penseis que estoy como una cabra, Florencia me pertenece de una manera sutil y extraña.

Y sin embargo la vida sigue y prosigue el poderoso drama, como dijo algún poeta, y tú estás aquí, y puedes contribuir con un verso. O con una frase que arranque una sonrisa, con un roce al pasar o una nota al pie de página en algún listado lleno de números y tachones. La vida a veces puede ser maravillosa y a veces un maldito infierno, pero la noche llega siempre y después el día, en un ciclo que no acaba sino que empieza y termina en bloques de veinticuatro horas que palpitan y se mueven, que traen sorpresas y se llevan tristezas y alegrías. Me gusta mi vida, aunque a veces me parezca casi imposible vivirla a cada segundo. Porque cuando menos te lo esperas, el mundo vuelve a su lugar en un parpadeo. Cierras los ojos y cuando vuelves a abrirlos, todo encaja y lo ves en su justa dimensión. Yo estoy aquí y no pienso irme sin presentar batalla. Si pierdo, al menos que no pueda decir que no lo intenté. Qué me dices, bailas conmigo? Tú elige la música, yo marcaré el ritmo con la punta de mis pies.

Mjo

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