LA VIDA NO SE MIDE POR LAS VECES QUE RESPIRAS, SINO POR AQUELLOS MOMENTOS QUE TE DEJAN SIN ALIENTO.

PIERDE EL MIEDO, DA UN PASO ADELANTE...

martes, 3 de julio de 2007

3-JULIO-2007 (Ni contigo ni sin tí)

¿Existe el hombre egoísta y al mismo tiempo cobarde? Seguro que sí, en la misma medida que hay mujeres capaces de soportar lo que sea, que se hacen el propósito de no ceder a la dulce tentación porque la recompensa duele de un modo insoportable y pagan ese esfuerzo con lágrimas de tristeza y soledad. Hay quien domina el arte de las palabras, que sabe qué necesitamos oír y cómo decirlo para que cada frase sea un pequeño dardo que va directo al corazón, arrasando con las defensas del cerebro y provocando una devastación absoluta. Creemos lo que queremos creer, enterrando la verdad que conocemos bajo paletadas de esperanza y después, cuando la lluvia limpia la suciedad de la superficie, ¿qué nos queda? Reprocharnos la ceguera, lamentar la debilidad y esperar que la tormenta pase sin que los daños sean permanentes. Qué maldita vida, que nos pone la miel en los labios para quitarla de enmedio antes de probarla...

A veces enamorarse funciona; hay que creerlo porque la vida tiene un color diferente cuando quieres o deseas a alguien. Me pregunto si es cierta esa historia según la cual todos éramos círculos perfectos hasta que un dios enfurecido nos partió por la mitad con un rayo, condenándonos a vagar por el mundo en busca de nuestro complementeo perdido. No sé si acabo de creerme eso del "hombre/mujer ideal". La vida da tantas vueltas que lo que hoy nos acomoda, mañana puede ser un estorbo. Esta mañana necesitaba unas botas y por la noche lo que me hace falta son unas sandalias de tacón con lentejuelas... Nos pasa a todos, hombre y mujeres por igual, no hay quien se libre. Así que prefiero pensar que hay una persona adecuada para cada época de nuestra vida.

Si vuelvo la vista atrás, veo que cada vez que me enamorado (o encaprichado, llámalo como quieras) el chico en cuestión me pareció perfecto. Juan CArlos, alias "Xaxi", me hacía reír, me descubrió a U2 y me enseñó que el amor puede doler mucho. Fue la primera cicatriz. Después vino Jesús, que fue antes mi amigo, mi primera vez para muchas cosas y el zarpazo que menos me esperaba. Con él aprendí que lo que parece puede no ser y me puse la segunda tanda de puntos. Luego vino Toni, el guía de Andorra; fue la madurez, la inteligencia hecha pura seducción, me enseñó que no todas mis malas experiencias fueron culpa mía, que podía llegar tan lejos como quisiera y me devolvió un poquito de esperanza. Después de una noche y muchos meses de recuerdos, también dejó su marca. Es el único al que no he vuelto a ver y todavía sonrío cuando pienso en él; fue como un buen café: corto pero tremendamente intenso.

Le siguió el "mal de males", Juanma. Llegó en el momento justo, estaba preparada para volveer a perder después de mucho tiempo de resguardarme el corazón y derrumbé mis defensas sin pararme a pensar en las consecuencias. Podría decirse que llegué a él seminueva, cargaba en mis espaldas muchos desastres y pocos goces, miedos en cantidades industriales y demasiadas incógnitas. La primera noche fue soberbia, y la segunda y casi todas las demás que vinieron. La parte mala es que casi desde el principio supe que nunca habríamás que eso: noches y tardes y mediodías y mañanas llenas de placer seguidas de muchas soledades y vacíos. Seis años dan para mucho y quien diga lo contrario, miente. Nunca fui la única y ahora tampoco estoy segura de que alguna vez tuviera la oportunidad de serlo; lo que no dudo es de que le quise como a nadie hasta entonces. Cuando decidí que ya no podía seguir, después de muchas idad y venidas, pensé que tardaría años en olvidarle, que sería mi herida definitiva. Lo había intentado tantas veces con cero éxito que me parecía imposible conseguirlo. Y de repente, me dí cuenta de que ya no estaba, que aquel sentimiento que tanto me llenó simplemente había desparecido. Supongo que al igual que estuve lista para quererle, lo estuve para dejar de hacerlo. Juanma me dió confianza en mí misma, me hizo verme a través de sus ojos y el resultado no me pareció tan malo, me enseñó a pedir lo que quería y a disfrutar de mis momentos. No le guardo rencor, pero tampoco le necesito en mi vida. Ya no.

Y ahora tengo este torbellino que me desmonta cada vez que me sonríe, me habla o, simplemente, se cruza conmigo en el pasillo de la tienda. Hoy he entrado en el despacho y olía a su colonia; aviso que me voy a poner cursi!!!! He cerrado los ojos y se me ha ido el santo al cielo, pensado quién sabe qué tonterías de niña tonta enamorada... Me hace soñar y desear y esperar y me da miedo el no saber, pero me da más miedo aún el no sentir y yo siento en cada momento que estoy viva, que mis mañanas tienen otro motivo más para levantarme y los días pasan volando cuando los paso con él, aunque sea sólo trabajando. No sé si es bueno o malo, si me estrellaré o seguiré volando pero mientras tanto... Más vale tener que desear, dicen algunos. Para mí es mejor desear que no tener nada.

Isabel Allende dijo en una de sus novelas: "si escribo algo, no puedo evitar temer que suceda; si amo demasiado a alguien, no puedo evitar temer perderle. Estoy llena de orgullosas cicatrices". Yo, también...


Mjo