LA VIDA NO SE MIDE POR LAS VECES QUE RESPIRAS, SINO POR AQUELLOS MOMENTOS QUE TE DEJAN SIN ALIENTO.

PIERDE EL MIEDO, DA UN PASO ADELANTE...

jueves, 20 de diciembre de 2007

MIERCOLES, 19-12-07 (Si te dicen que caí...)

En qué momento los cambios llegan? ¿Y qué los produce? ¿Quién tiene el secreto para conocer las emociones ajenas? ¿Vemos lo que queremos ver o es que realmente lo que queremos ver es lo que estamos viendo? ¿En qué momento los sueños dejan de serlo para convertirse en una posible realidad? ¿Y cómo perder el miedo a que eso que deseas pase? Y sobre todo, si lo que quieres que pase no sucede... ¿cómo superar la decepción? En la vida y el amor ¿hay un antes y un después de un simple café?

Esta semana está siendo increíble. De hecho, todo lo que ha venido después del jueves pasado está siendo increíble. Yo estoy contenta, me paso el día sonriendo, recibiendo señales que me hacen pensar que las cosas van por el camino que quiero y, al mismo tiempo, temiendo una decepción de las que hacen historia. Dani anda por el mundo como si supiera un secreto que le hace feliz, reparte sonrisas y alegría por todas partes y a todas horas, me cuenta cosas, me hace bromas, me ayuda cuando lo necesito... Me pone en las estrellas cada vez que se acerca o me mira o me habla, algo cálido me llena cuando le oigo decir mi nombre, me hace soñar y desear y esperar cosas que quizás no ocurran... Dios mío, no sé cómo explicarlo sin sonar todavía más tonta de lo que ya parezco. ¿Es cierto que el amor nos vuelve idiotas? En mi caso, así lo parece. El jueves por la tarde me llamó Juanma, reclamando el que le dijera que habíamos quedado en ir a comer y luego no le llamara para quedar ¡y me dió igual! En otra época, no hace tanto tiempo, esa frase me habría puesto en órbita sin necesidad de motor a propulsión. Y ahora ¡no me importa ni lo más mínimo! Llegar al trabajo por las mañanas es una especie de aventura, no sé por dónde va a ir el día pero sé que él va a estar ahí y todo parece funcionar mejor. Es una locura! Pero es una locura maravillosa... No sé, no recuerdo ningún momento tan... tan... tan no sé cómo describirlo. ¿Feliz? Y qué sé yo de la felicidad, si hasta hoy no creo haberla sentido nunca. ¿Completa? No, siempre he pensado que me faltan algunas piezas para completar mi puzzle particular. ¿Especial? Decididamente, no. ¿Os fijais? A mí, que hablo por los codos y escribo como si en ello me fuera la vida, no me sale la palabra justa que describa mi estado de ánimo. Esto es alucinante...

El viernes es la cena de Navidad de la empresa y yo casi no hago otra cosa más que contar las horas que todavía quedan. Ya sé que vuelvo a poner plazos; primero el regreso de las vacaciones de verano, para saber si realmente me gustaba o sólo era un capricho pasajero; luego, el viaje a Cheste que al final se fue al garete y me hizo pensar que debía dejarlo todo a un lado; y ahora, esas horas que, quién sabe por qué absurda razón, me parecen que van a ser importantes. Hace un año, Dani no era más que un compañero de trabajo que me caía bien y con el que tenía una buena relación. Ahora, es todo lo que quiero para Navidad. Si tuviera que escribir una carta a los Reyes Magos, o mejor a Papa Noel que viene antes, él sería lo primero de mi lista. No espero nada y al mismo tiempo, lo espero todo. Sé que puede ser que jamás pase nada entre los dos, es una posibilidad que jamás pierdo de vista, ni siquiera cuando estoy tirada en la cama y construyo mis castillos en el aire. Pero también sé que podría pasar, que quizás pasará y entonces hasta el aire que me rodea cambia. No, no os asusteis que tampoco ando por ahí subida en una nube de color de rosa. Tendría que haber cambiado mucho más de lo que creo haberlo hecho. Pero sí que debo reconocer que veo las cosas de otra manera. Sé que puedo no tener nada, pero también sé que me merezco que me pase algo bueno por una vez por todas. Treinta y seis años de decepciones tienen que llevarme a algo más que una nueva desilusión, porras!!!!!

mjo

No hay comentarios: