LA VIDA NO SE MIDE POR LAS VECES QUE RESPIRAS, SINO POR AQUELLOS MOMENTOS QUE TE DEJAN SIN ALIENTO.

PIERDE EL MIEDO, DA UN PASO ADELANTE...

lunes, 10 de diciembre de 2007

JUEVES. 6-12-07 (La rubia de marras)

Una mala cita, una mala cita multitudinaria debería abrirme los ojos y ver más allá de esos minutos? Fue un aviso de lo que podría ser o simplemente fue eso: una mala tarde de la que esperaba demasiado? Joder, no lo sé. A ver si soy capaz de explicarlo y me echais una mano.

El martes Pepi le dijo a Dani que al día siguiente podríamos ir a tomar algo después de salir del trabajo aprovechando que teníamos cuatro días de fiesta por delante. Me pidió permiso primero y ya que una no tenía la tarde perfecta, le dije que por mí genial. Yo no soy capaz de hacerlo, dejemos que alguien lo haga por mí. Dani dijo en un principio que sí si no iba a correr, recibió una... ligera presión para que aceptara y acabó por decir que sí. Me fui a casa encantada de la vida. Ibamos a salir, rectifico: íbamos a vernos fuera del trabajo para tomar algo y eso me parecía una buena idea, una especie de principio de ese algo que espero. Sin embargo...


Sin embargo, hay que ver qué pronto se estropean las cosas. O quizás somos nosotros los que las estropeamos? Puede una frase dicha en el momento equivocado cerrar las puertas de las ilusiones? Antes de las diez, ya me había enterado de que Dani había cambiado sus planes para esa tarde, con lo cual todo empezó a torcerse incluso antes de empezar. Finalmente cambió de opinión, digamos que le hicieron cambiar de opinión y no fui yo precisamente. Estaba enfadada y desilusionada y no tenía las más mínimas ganas de decirle que por favor fuera aunque sólo durante un ratito. Así que poco antes de las ocho nos reunimos todos en la puerta de la tienda y empezamos a preguntarnos dónde íbamos a ir. Nadie decidía aunque todos hacían sugerencias. Al final fuimos hasta un bar que habíamos visto el día antes pero parecía tan oscuro y poco prometedor que dimos media vuelta y acabamos en el bar del desayuno de cada mañana. Claro que para cuando llegamos allí, yo ya tenía ganas de irme y olvidarme de todo. Cuando decidimos ir al bar, a Dani no se le ocurrió otra cosa más que preguntarse en voz alta si estaría la camarera rubia... y de paso a mí me mandó al limbo de las emociones. En mi cerebro sentí como si las compuertas de mis sentimientos se cerraran a cal y canto, bam!, y empecé a desear no estar allí o, como poco, que quien no estuviera fuera él. Fueron cuantas? Cuatro palabras? Pues sonaron como cuatro losas... Quizás fuera cosa de mi imaginación, que ya sé que me la juega cada dos por tres, pero sentía el ambiente tenso y frío. Todos empezaron a pedir cubatas de vodka y yo acabé por pedirlo también a ver si a fuerza de alcohol se anestesiaban mis sensaciones. Al final la cosa se fue arreglando, empezamos a hablar todos y creo que acabamos por estar cómodos sin excepción. Los chicos incluso acabaron por pagarnos las copas y ese fue un bonito detalle. Pero si me preguntan qué es lo que recuerdo de ese rato, la respuesta es su frase y el mal rato que pasé sin quererlo. Se fueron al cabo de un ratito, el hermano de Dani llevaba rato esperándoles para arreglar una moto en su local, y fue Jordi el primero que dijo de irse... Analizando todo al día siguiente, y que conste que he intentado no hacerlo, supongo que no estuvo tan mal. Dentro de dos semanas es la cena de Navidad de la tienda (uf, otra vez la Navidad, qué pereza...!), se ha... resquebrajado un poquito el hielo y quién sabe lo que podría pasar. Sólo espero poder comportarme con naturalidad, como soy yo realmente, y dejar a un lado todo lo que pueda herirme.

De todas formas, no quería irme a casa con tan mal sabor de boca, así que nos fuimos a cenar al italiano. A mediodía ya habíamos ido, y parece ser que mi "atuendo para matar" sólo le había hecho efecto a Davide, lo cual no me importa ni lo más mínimo, claro. Así que volvimos por allí y no sé si lo vi de verdad o es que el vodka me empezaba a hacer efecto, pero yo diría que se alegró de vernos... Había poca gente, nos estuvo explicando que el domingo cumple 29 años (ay, Dios, yo y los veinteañeros!!!!!), sus viajes por la zona sur de España y fue todo sonrisas, toques en el hombro como por casualidad, miradas y encanto por todas partes. Ya que me había puesto "guapa" (ejem...) decidí que bien valía la pena intentar aprovecharlo. Pedí vino, la pasta estaba buenísima y él nos invitó a un chupito de Limoncelo (Noe, ya sé que no está bien escrito, y me da igual!!!) que acabó de ponerle la guinda a mi desvergüenza etílica. Yo también me transformé en una sonrisa andante, estaba encantada de que al menos alguien se de por enterado de que existo y tenía por delante cuatro días de vacaciones. Nos fuimos a la barra para pagar y nos liamos a hablar mientras yo me sentaba en uno de los taburetes que tienen. No sé ni cómo vino ni por qué, a esas alturas ya estaba un poco mareada, pero de repente Davide me dijo "¿y tú dónde vas hoy tan provocativa?", provocándome un bloqueo mental, un subidón de calor de mucho cuidado y decirle "no voy provocativa, voy normal!", con lo cual él sonrió y dijo simplemente que no. Nos despedimos con dos besos y no sé si es cierto o bien influyó el coctel explosivo que llevaba en el cuerpo, pero yo diría que cuando me pasó el brazo por la cintura y yo hice lo mismo... nos acercamos demasiado y así nos quedamos durante un segundo más de lo necesario. Pero no me hagais caso, igual fui yo la que se cogió con más ganas o, simplemente, fue una ilusión etílica. Sea como sea, sabe que existo y con eso ya me conformo... por ahora. Eso sí, recuerdo perfectamente el sueño que tuve esa noche. No lo voy a contar, es demasiado indecente, pero conformaros con el hecho de que como el chico esté de bien en la vida real como lo estaba en mi sueño y sea capaz de hacer ciertas cosas con tanta habilidad... mamma mía!!!!!

Me voy a dormir, tengo sueño y estoy cansada aunque hoy no he hecho absolutamente nada de nada. Qué día más perro, por favor...

Mjo

No hay comentarios: