LA VIDA NO SE MIDE POR LAS VECES QUE RESPIRAS, SINO POR AQUELLOS MOMENTOS QUE TE DEJAN SIN ALIENTO.

PIERDE EL MIEDO, DA UN PASO ADELANTE...

lunes, 18 de junio de 2007

LUNES, 28-MAYO-2007(el principio)

Que levante la mano aquel que no sepa lo que se siente cuando esa persona que ocupa el centro de nuestro pensamiento resulta no sentir lo mismo... Todo el mundo ha tenido algún desengaño en un momento de su vida pero me parece que lo mío se está convirtiendo en un vicio muy poco sano!!!!

Desde el mes de septiembre del año pasado, mi vida ha dado un giro de 180º. Me independicé (por fin!) a los 35 años, convirtiendome en un perfecto ejemplo de lo que dicen las estadísticas. Me fui a un pueblo pequeño y tranquilo, a un piso de alquiler pequeño pero apañadito, con el mobiliario justo para que no me ahoraga el espacio pero sin que me faltara una tele grande, un DVD que es capaz de leer hasta una rodaja de mortadela con olivas y una cama enorme y cómoda que, de momento, sólo yo iba a ocupar.

La verdad es que me adapté rápido a esa vida. Me levantaba una hora más tarde, me ahorraba 30 minutos de tren de ida y vuelta y, aunque todavía tengo que quedarme a comer en el trabajo, llego a casa media hora antes así que gano un poco de tiempo para mí. Siento decir que no he echado de menos a mi familia, no demasiado; el trabajo me tiene rodeada de gente, música y teléfono durante todo el día, así que el silencio de mi piso es muy de agradecer. Confieso que a veces me siento culpable por estos sentimientos pero no creo que sean malos. Si tengo que ser sincera, me parece que es mejor así. ¡Menudo panorama habría resultado ser! Una treintaycincoañera llorona y sola, demasiado patético hasta para mí...

En el camino, un buen día me di cuenta de que mi amigo, el mismo hobmre que durante seis años me volvió loca con sus idad y venidas, había dejado de importarme. No me entendais mal; le quería aún pero os aseguro que ese amor se ha transformado en un cariño amistoso. No quiero que le pase nada malo y le deseo felicidad, pero ya me importa un pimiento con quién se acuesta o, incluso, que haya decidido casarse. Cosa que creeré cuando lo vea, claro, porque no es la primera vez que me lo anuncia...

Mi estúpido corazón estaba tranquilo por primera vez en mucho tiempo, y yo también. Ya estaba cansada de tantos altos y bajos, de problemas y noches sin dormir. Supongo que necesitaba tiempo para acabar de cerrar las heridas, algo así como poner la tierra en barbecho y eso conmigo siempre ha sido peligroso. Bajé la guardia y cuando quise darme cuenta ahí estaba: ¡la conocida sensación de vacío en el estómago! Ni siquiera puedo adivinar cuándo empezó ni cómo o por qué; sólo se que un buen día, su sonrisa me hizo pensar "me lo comería" , y luego fue el olor de sus colonia, que me hizo temblar las rodillas, y una mirada casual (¡lo juro!) a su nuca... Supe que estaba perdida. Las últimas semanas han sido una deliciosa tortura, el cachondeo de mis amigas y un subidón de adrenalina cada vez que me habla o me sonríe. A veces me dan ganas de gritarle que no me cuente cosas, que intente ser un borde para que deje de ser el principe encantador y yo pueda verle como el tipo normal que es, pero me callo y disfruto de los momentos.

Si algo he aprendido en esta vida es que todo es susceptible de ser malinterpretado y yo parece que me he especializado en ver cosas donde no hay más que aire, en entener insinuaciones allí donde sólo hay frases y, encima, creermelo aunque todas las señales digan lo contrario. Y hoy he vuelto a comprobarlo.

Le gusta otra persona y este fin de semana va a echar la caña a ver si le sale bien la pesca. Se me ha caído el mundo encima. De repente la carame ardía, el corazón se me ha acelerado y he perdido la capacidad de concentración. En mi cabeza resonaba esa parte de mí que no queria escuchar y me decía "tonta, tonta, tonta, qué pensabas?!" y al mismo tiempo inentaba recuperar la normalidad para que nadie se diera cuenta de nada. Después me enfadé, porque si ella no hubiera abierto la boquita, yo seguiría soñando. Supongo que es mejor haberme enterado ahora, antes de que me acabe de caer y resulte más difícil salir de esta complciada situación pero ¡joder, de momento estaba bien! De un modo u otro, yo sabía que no había nada que hacer; creo que la parte racional de mi cerebro ha conseguido dominar, a veces al menos, a la parte que lo ve todo de color de rosa. Y lo sabía, que no pasaría nada, aunque a veces me dejara llevar y construyera bonitas historias con bellos finales, en los que él descubría sus sentimientos y, aunque intentaba luchar contra ellos, al final cedía y me besaba apasionadamente. Fundido a negro, "Fin" en la pantalla y música de violines.

Todavía me sorprende la rapidez con que las mariposas en el estómago se transforman en el escozor de las lágrimas en los ojos. Me ha costado no dejarme llevar y soltar mi rabia y tristeza en un llanto melodramático tirada en la cama, cual Dama de las Camelias abandonada, pero creo que ya no tengo edad. No, ese no es el motivo pero no sé cómo llamarlo. ¿Orgullo, necesidad de demostrarme que no es para tanto o quizás es que ya he tenido suficiente y quiero volver a la normalidad lo antes posible? Yo qué sé, es casi medianoche, mañana me levanto temprano, a mediodía al gimnasio, después el trabajo otra vez y por la noche de vuelta a casa para ver "House". Y en esas horas tendré que intentar comportarme como si no pasara nada porque... No os lo he dicho ¿verdad?

Es mi compañero de trabajo, un chico encantador que cumplirá 27 dentro de nada, con unos labios de lo más mordisqueables, que me ríe las gracias y me ayuda a pasar el día. ¿Qué podría pedir, además de que se fije en mí?

Maldita sea, justo cuando empezaba a pensar que todo me iba bien, descubro que en el fondo ésta sigue siendo mi vida...

Mjo

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