LA VIDA NO SE MIDE POR LAS VECES QUE RESPIRAS, SINO POR AQUELLOS MOMENTOS QUE TE DEJAN SIN ALIENTO.

PIERDE EL MIEDO, DA UN PASO ADELANTE...

miércoles, 8 de agosto de 2007

Martes, 7-agosto-2007 (La frase de Trix-3ª parte)

(Sigo con lo que estaba porque me han amenazado de muerte si no lo hago ¡y no está el horno para bollos! Sólo espero que estos personajes me dejen tomar la iniciativa en vez de ir por donde quieren, cuando quieren y como quieren...)

Yo asentía a todo lo que me explicaba, preguntándome por qué me lo decía y si acaso le sentaba bien explicárselo a una desconocida. Naturalmente, el lado inseguro de mi yo, ese que intento anular pero que no hay manera de que desaparezca, me gritaba que lo único que pretendía era tocarme la fibra sensible para que no regateara ni un céntimo y le dijera que me quedaba con el piso. Menudo rollero, pensé, si eso es lo que quieres te va a costar convencerme. Decidí que me acabaría el café que me había servido y me largaría de allí. Seguro que se me ocurría alguna excusa, para algo tenía que servirme la imaginación desbordane que siempre he tenido ¿no? Pero dos horas más tarde seguía allí sentada, le había contado la mitad de mis planes y casi habíamos llegado a un acuerdo sobre el precio de alquiler.

Se hizo de noche sin que nos diéramos cuenta y Alex me invitó a cenar. Tengo pasta, me dijo, y se me dan bien las salsas así que quedate por favor. ¿Quién podría resistirse a algo así? Pasta y un chico guapo... Me quedé a cenar y en esas horas nos hicimos amigos. Acordamos que en lo que quedaba de mes arreglaríamos la documentación necesaria para que se formalizara el contrato de alquiler, que los muebles entraban en el trato y que saldríamos de nuevo al día siguiente para seguir cerrando los detalles. Nos despedimos con un apretón de manos y el lado perverso de mi yo, el que nunca sale cuando realmente me hace falta, por una vez apareció. Siguiendo sus ordenes estrictas, me puse de puntillas y le dí un beso en la mejilla. Creo que me puse colorada como un tomate y sólo fui capaz de murmurar un "hasta mañana" mientras echaba a correr escaleras abajo. Salí de allí como si me persiguiera un perro rabioso y cuando llegué al semáforo, que estaba en rojo para los peatones, me giré para mirar al balcón. Alex estaba allí, alumbrado por la luz que salía del comedor y las farolas de la calle, y me despidió con la mano. No puedo asegurarlo porque desde donde yo estaba tampoco lo veía bien, pero juraría que sonreía...

Tal y como habíamos quedado, nos vimos la noche siguiente y la otra y la otra... Hice la mudanza al cabo de tres semanas y Alex me ayudó a cargar y descargar cajas de su coche. La primera noche que pasé en su ex-piso, yo le invité a cenar: bocatas de pan de molde con embutido, una ensalada y un excelente lambrusco para celebrar que ya era una mujer independiente; empeñada monetariamente hasta el pescuezo, pero libre para hacer lo que quisiera y mis escasos ingresos me permitieran. Yo creía que sería la última vez que le veía y mientras recogía la mesa me dí cuenta de que me dolía esa posibilidad. En algún momento de esas semanas, me había enamorado de él como una colegiala y sólo entonces me daba cuenta. Quise que el tiempo se detuviera para siempre, que un cataclismo impidiera que se fuera de allí o yo qué sé que otras fantásticas posibilidades pasaran pero a la una de la mañana, Alex se despidió de mí con un abrazo y un par de besos. Cerré la puerta y me quedé allí plantada, respirando profundamente para pasar las lágrimas que notaba a punto de salir. Después apagué las luces y me fui a dormir; mejor dicho, me eché en la cama y pasé las horas que siguieron dando vueltas sin encontrar una postura cómoda y pensando en Alex. Aquellos días habían sido los más felices de mi vida y lo que tenía por delante... Bueno, sobreviviría.

Retomé la rutina del trabajo y me fui acostumbrando al hecho de que ya no estaba en mi casa, quiero decir en la casa de mi familia, sino que ahora tenía mi propio espacio y nuevas responsabilidades. No me costó demasiado, llegar a casa después de ocho horas de estar rodeada de gente a todas horas, de responder llamadas de teléfono que no siempre eran agradables y de música en la radio... Llegar a mi piso era como entrar en un espacio de paz y silencio donde sólo yo decidía. Además, mis amigas se adaptaron rápido a mi nueva situación y pasábamos muchos y muy buenos ratos en el comedor, hablando y riéndonos de todo, pero sobre todo de nosotras. Me dí cuenta entonces de lo mucho que habíamos cambiado en los años que llevábamos juntas, que habíamos crecido al mismo tiempo y supe que, a pesar de todas las pruebas de tuvieramos que pasar y de las zancadillas que nosotras nos pusiéramos, seguiríamos siendo amigas durante el resto de nuestras vidas porque entre nosotras había algo mucho más grande que la amistad. Y dejé de sentirme sola.

Nunca más supe de Alex; al principio fue muy difícil porque todo lo que veía me recordaba a él. En mi interior, seguía esperando que llamara o que un día se presentara en casa con una botella de vino en la mano y la sonrisa que siempre me hacía temblar las piernas pero ese, como tantos otros sueños, tampoco se hizo realidad. Supongo que de un modo u otro, encontró la manera de empezar de nuevo en otro lugar, tal y como él quería. Hace unos días ví a un chico que, de lejos, me pareció que era él. Sin embargo, en cuanto se acercó me dí cuenta de que no se parecían en nada más que la altura y la forma de caminar. Para mi sorpresa, me sentí mejor de lo que pensaba. Al igual que me enamoré sin darme cuenta, parece ser que dejé de estarlo no sé ni cómo. Qué vida... La semana que viene hará un año que me fui a vivir al piso y como auto-regalo de cumpleaños, pondré sobre mi mesa un corazón recuperado, listo para volver a querer. No está tan mal, ¿sabeis? Hay un chico en mi trabajo que... Pero esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.


(Espero que os haya gustado; al final los personajes han decidido cambiar la historia; yo quería que acabaran juntos!!!!)

mjo


1 comentario:

Trixi dijo...

Ostras que chulo!!! Deberías enviarlo a algún sitio! Me ha gustado mucho, de verdad!! El final inesperado es refrescante!! Me encanta! Eres la pera!